Oportunidadme
- Jorge Alonso Muñoz
- 22 jul 2022
- 2 Min. de lectura

Por Jorge Alonso Muñoz
Miedo a lo desconocido. Pánico al fracaso. Desconfianza por lo nuevo. Nos impone demasiado arriesgarnos a probar cosas nuevas. Nos pasa a todos. Atreverse, aventurarse, lanzarse, decidirse o exponerse a algo son expresiones bastante difíciles de utilizar hoy en día.
Esto tan ligado al ser humano se traslada a la gran mayoría de empresas. No quieren arriesgar por miedo a fracasar. Por mucho que se diga que aprendemos a base de caídas, es evidente que a nadie le gustan. Por eso optan por la vía fácil: marcarse unos determinados objetivos y contar con un determinado equipo. ¿Qué equipo coger? Alguien con experiencia, así creen que es más probable que vaya bien la cosa. Por mucho que prediquen de ser innovadores, diferentes o ingeniosos, con este hecho demuestran que el miedo al fracaso sigue estando en su filosofía de empresa. No se atreven a coger a gente joven e inexperta por si no cumplen sus expectativas. ¿Y si las superan con creces? Da igual, mejor no arriesgar.
Es evidente que con estos miedos, tanto las personas como las empresas nos cubrimos la espalda. Nos acomodamos a unos ciertos esquemas y hábitos que nos permiten estar relajados y vivir de manera más plácida. Con este sistema conseguimos un bienestar rutinario, pero perdemos infinidad de oportunidades relacionadas con retos, experiencias y talentos. Quizás dejamos de ganar algo mejor que lo nuestro, pero como nunca lo hemos tenido, no lo consideramos una pérdida y nos conformamos con lo que poseemos. Lo mejor no siempre es lo que creemos que es mejor.
Es difícil que una empresa hoy en día rompa ese estado de relajación. No quieren sobresaltos. Es mejor reforzar una plantilla con experiencia que con alguien joven que no la tenga y que salga mal. Es imposible saber si lo nuevo mejorará tu rutina, si lo desconocido te dará notoriedad o si lo pequeño te hará crecer. Nadie puede predecir lo que un cambio puede suponer. La única manera de saber que nos aporta una novedad es arriesgándose y perdiéndole el miedo al fracaso. Lo bueno no siempre es mejor que lo desconocido,
Todos necesitamos oportunidades. Sin ellas, todo lo que admiramos, deseamos y necesitamos quizás no existiese. Atrevámonos, aventurémonos y lancémonos sin miedo. Demos la mano a la inexperiencia, la novedad y la juventud. No por tener menos experiencia, brillas menos. No por ser nuevo, eres inferior. No por ser pequeño, eres peor. Lo experto, conocido y gigantesco nos puede encantar. Pero lo inexperto, nuevo y pequeño nos puede sorprender.
Jorge Alonso Muñoz
Reiki, Registros Akáshicos, PSYCH-K
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